top of page

Diálogo creativo con Eduardo Rico Sánchez


PLENILUNIO

Níveo como tú, un rayo de la muerte se aprendió de memoria la dirección doble de la playa abierta de nuestro corazón. Y aquella nocturnidad, aquella luz sin dueño, aquella vianda del éter entró, quedó abatida, tendida sobre nuestro lecho fértil como un parpadeo del infierno cae sobre el espejo de la mismísima faz de Dios. Nuestra oración fue el gemido: esa espada de fuego lácteo divide desde entonces nuestro cuerpo…La inmolación de nuestro nombre se escribe en verso blanco.Siempre nos han de quedar preces de silencio en este viciado tabernáculo o gélido prostíbulo de la invocación.


EduardoRico— Fotografía de Asunción Escribano —



bottom of page